Cuando era chica, una vez me meti a un campo de girasoles y sali completamente enronchada me rasque como 8 dias seguidos hasta debajo de la lengua, pero una vez que paso, me volvi adicta a esas flores sin aroma, con los petalos desordenados, y las hojas que rasgu?an.
Los girasoles me recuerdan el verano, largas tardes de sol mirando por la ventana del segundo piso de la casa de la "abuelita panchita", ba?os lodozos en la acequia de regadio, y comer sandia sentada en el suelo; llamar a comer a las gallinas, tomar mate con la tia mena, ir al rio y tomar once con las manos sucias; salir corriendo a la calle de tierra sin miedo de que algo malo pase y al mirar al frente ver las grandes cabezas de los hermosos girasoles apuntando directamente al sol y sentir que ser ni?o es lo mas grande que te puede suceder.
Es por esto que adoro los girasoles, me traen recuerdos de tardes de verano.